[ACTUALIZACIÓN 2012-11-12 07:58] La foto fue retirada a solicitud de la persona que la tomó. Al rato les hago un dibujito.
Eso apareció publicado en Facebook (con todas las reservas que eso implica: la verdad, me dio flojera confirmarlo en una fuente reputada, y para el caso, hasta me parece que hacerlo sería regalarle publicidad a los fabricantes de hamburguesas, cosa que no necesitan ni merecen. De cualquier manera, si no fuera cierto, en estos días y a estas horas, el que lo fuera sería una contradicción perfectamente lógica y posible: a unas cuadras de una sucursal de esta misma cadena, cierta concesionaria de automóviles, para hacer atractiva una camioneta de superlujo —de esas que son apreciadas por su capacidad de aislar del molesto mundo real a sus ocupantes—, es exhibida con una bicicleta de montaña —más bien de utilería— montada en el rack del techo, toldo o como se llame). Todo parece indicar que, hoy en día, los mercadólogos y publicistas entienden la eficiencia de la bicicleta no en términos mecánicos, sino financieros: por un costo mínimo, se puede untar en casi cualquier producto, y automáticamente eso lo vuelve mucho más apetecible a los ojos del consumidor moderno.
Al respecto, dice Don Amarguencio Contreras que, cuando menos la bicicleta de la foto, se parece a las que venden en Soriana, es decir, no sólo sin condimentos, sino con doble extra chafez (o sea, de calidad ínfima)… Y luego, ¿tendrán técnicos? ¿Preferirán invertir en su mantenimiento —que será tan frecuente como complicado, entre más corrientes sean los componentes—, o «arreglarlas» in-house, con aceite requemado de los aros de cebolla, alambrón y cinta para ductos? Los repartidores, ¿tendrán algún tipo de capacitación? Porque el casco no quita la impericia, ni lo imprudente, ni lo irresponsable —antes quién sabe si más bien sea al revés…
[NOTA:] Se dará reconocimiento especial a quienes compartan, en los comentarios, evidencias de lo anterior en la unidad mostrada (hagan click en la foto para verla en su tamaño original), además de las ya detectadas: [1] El desviador está chueco y probablemente sin la tensión adecuada, [2] las palancas de los frenos están en una posición absurda, [3] los cables de freno se ven como que… mal (corto el delantero, largo el trasero), etc. ¿Será que está recién desempacada? Eso no le quita que, en lo que a calidad de los componentes se refiere (por ejemplo, el crankset o juego de plato y bielas), aparente, a seis cuadras de distancia, una inadecuación total para un uso comercial intensivo.
¿De manera que el Rey de la Burgesía decidió ahorrarse unos pesos en esos detalles? Esperemos que si al paso de uno o dos meses su flota, o una repartidora —¡ojalá que eso no!—, ya está yonkeada, se reconozca que la culpa es del contador, o del de mercadotecnia, y no de los repartidores, o peor aún, del ciclismo como solución sustentable en general.
Aquí el bocado se me atora en la garganta (pásenme la soda):
Si se hace por mera mercadotecnia, ¿a quién beneficia —en los hechos— promover el ciclismo?